Por Redacción Economía | 2 de abril de 2025
Mientras miles de colombianos han apostado por construir su futuro fuera del país, Álvaro Rincón decidió recorrer el camino contrario. En lugar de perseguir el tan anhelado “sueño americano”, optó por sembrar, construir y crecer en su tierra. Hoy, su historia es prueba de que el “sueño colombiano” también puede ser sinónimo de éxito, impacto y legado.
Formado para irse, decidido a quedarse
Educado en el Colegio San Carlos, con fuerte influencia norteamericana, Rincón creció rodeado de una mentalidad que veía en el exterior la única ruta hacia el éxito. Tras terminar su bachillerato, viajó a Nueva York, ciudad que consolidó en él el imaginario del futuro estadounidense. Sin embargo, al regresar a Colombia y empezar su carrera profesional, tomó una decisión distinta: apostarle al país.
Fundó su primera empresa en el sector de la construcción, se casó, tuvo hijos y construyó su vida con una convicción clara: hacer empresa en Colombia era una forma de construir también el país.
La caída y el renacer
El año 2000 fue devastador para el sector inmobiliario. Según el DANE, la inversión en obras civiles cayó más del 13 % entre 1999 y 2001. Como muchas otras compañías, su empresa cerró, y con ella, se desmoronó un proyecto de vida.
En ese momento, migrar a Estados Unidos parecía la única salida. Pasó año y medio entre Miami y Colombia, intentó emprender fuera, pero la falta de redes, de estabilidad y el costo emocional de dejar atrás a su familia lo hicieron volver.
En 2003, apostó de nuevo. Fundó una nueva empresa —sin capital, pero con experiencia, aliados estratégicos y visión— y desarrolló un pequeño proyecto de vivienda en Bogotá. Fue un éxito. Y marcó el inicio de lo que hoy es una de las firmas más sólidas del sector, con más de 3.000 empleados y proyección de crecimiento a largo plazo.
El sueño colombiano existe… y se construye
Para Rincón, quedarse fue más que una decisión financiera: fue una apuesta de vida. “Mi éxito no está solo en lo que logré construir, sino en no haberme rendido con mi país”, ha señalado en entrevistas.
Su historia va en contravía de una narrativa dominante. En un país donde muchos jóvenes sueñan con irse, él demuestra que también es posible crecer, innovar y triunfar desde adentro. Y los datos lo confirman: en 2024, según la Superintendencia Financiera, los créditos hipotecarios otorgados a menores de 35 años aumentaron un 14 %, reflejando una mayor confianza de los jóvenes en invertir en su país.
Además, el sector de la construcción creció un 9,2 % ese mismo año, consolidándose como uno de los mayores generadores de empleo, según cifras del DANE.
Una lección de liderazgo con sentido de país
Hoy, Álvaro Rincón no solo dirige una empresa; inspira a nuevas generaciones de emprendedores que buscan dejar huella desde lo local. Su liderazgo ha demostrado que el desarrollo económico y el compromiso social no están reñidos. Que construir ciudad es también construir nación.
Su historia nos recuerda que el éxito no siempre está al otro lado del océano. A veces, está justo donde nacimos, esperando que alguien crea lo suficiente para empezar desde cero.