Seleccionar página

Por Redacción Economía | 18 de marzo de 2025

En un país donde el mercado inmobiliario sigue siendo uno de los pilares de la inversión patrimonial, los jóvenes colombianos están empezando a explorar alternativas para generar ingresos y asegurar su futuro financiero. Pero ¿cómo maximizar la rentabilidad en bienes raíces hoy? La clave, dicen los expertos, está en entender las nuevas dinámicas del mercado y actuar con estrategia.

Rentabilidad: más allá del arriendo

La rentabilidad inmobiliaria proviene principalmente de dos fuentes: el arriendo mensual y la valorización del inmueble. Según el arquitecto Álvaro Rincón, especialista en desarrollo urbano, “una inversión bien planeada puede generar rendimientos del 6 al 10 % anual, dependiendo de la ubicación, el tipo de propiedad y la demanda del entorno”.

Sin embargo, advierte que no se trata solo de comprar y esperar. “Hay que pensar como un inversionista profesional, analizar el entorno, proyectar el crecimiento de la zona y considerar la demanda real del tipo de inmueble”, explica.

Amenidades: un diferenciador cada vez más relevante

Las amenidades, como piscinas, gimnasios, coworking o zonas verdes, no solo mejoran la experiencia del usuario, también influyen directamente en el valor del inmueble. “Hoy los compradores valoran mucho más los espacios compartidos y la calidad de vida que ofrecen los proyectos”, afirma Claudia Mora, analista de Hábitat Inmobiliaria.

Esto se refleja en cifras recientes del DANE: los proyectos con mayor dotación de zonas comunes han presentado un aumento en su valorización del 8 % al 12 % anual en ciudades como Bogotá, Medellín y Barranquilla.

La influencia de los centros comerciales

Otro factor que impacta la rentabilidad de una propiedad es su cercanía a centros comerciales. Estos no solo ofrecen comodidad y acceso a servicios como bancos, zonas de juegos, plazoletas de comidas y conexión WiFi, sino que también generan un mayor flujo de personas en el área, lo cual incrementa la demanda inmobiliaria.

Sin embargo, expertos como Andrés Méndez, consultor del Observatorio Inmobiliario Colombiano, alertan sobre los cambios en los hábitos de consumo. “El comercio electrónico ha reducido la afluencia a algunos centros comerciales tradicionales. Por eso, es clave evaluar si el centro comercial cercano está en expansión o en declive”, afirma.

Financiación inteligente: clave para los jóvenes

El crédito hipotecario sigue siendo la principal puerta de entrada al mercado para los nuevos inversionistas. Con una cuota inicial del 30 %, los jóvenes pueden acceder a propiedades cuyo arriendo cubra la deuda y deje un margen de ganancia.

La Superintendencia Financiera reporta que los créditos hipotecarios otorgados a personas menores de 35 años crecieron un 14 % en 2024, impulsados por tasas más competitivas y mayor acceso a información financiera.

“Antes de endeudarse, hay que hacer bien las cuentas. El canon de arrendamiento debe cubrir al menos el 110 % de la cuota mensual del crédito para estar tranquilos”, recomienda Rincón.

Otras formas de invertir en finca raíz

Para quienes no pueden comprar una propiedad completa, existen alternativas atractivas. Los fondos inmobiliarios, por ejemplo, permiten invertir en proyectos con bajos montos y compartir las utilidades. También ha crecido el interés por el alquiler a corto plazo mediante plataformas digitales, especialmente en destinos turísticos como Cartagena, Santa Marta y el Eje Cafetero.

Este modelo ha demostrado ser rentable para quienes saben administrar bien los costos operativos y ofrecen un buen servicio. “En algunas ciudades, el retorno por alquiler temporal supera en un 30 % al tradicional”, indica Mora.

Invertir en finca raíz en Colombia sigue siendo una opción viable y rentable, siempre y cuando se haga con conocimiento y estrategia. Elegir zonas en desarrollo, considerar amenidades diferenciadoras, estudiar las condiciones del crédito y diversificar las opciones de inversión son pasos clave para lograr una inversión exitosa.

Para los jóvenes, la combinación entre educación financiera y toma de decisiones basadas en datos puede marcar la diferencia entre una buena oportunidad y una mala apuesta.